Espacios de poder para La Confederación Argentina. La capital, el puerto y el lugar del soberano. 1854 – 1859.
La presente tesis propone articular las escalas edilicia, urbana y territorial en una investigación sobre un arco de tiempo central para la construcción del Estado Nación en Argentina.
El macro proyecto de la Confederación Argentina (1852 – 1861) se definió como un Estado federativo de base capitalista. En casi todo el arco de tiempo la ciudad – provincia de Buenos Aires estuvo escindida. La presente tesis trabaja los espacios de poder para la Confederación Argentina entre 1854 y 1859.
Ante esta pérdida de la ciudad de Buenos Aires, único centro (puerto, sede del poder y con ansias de ser capital), el poder se descentró en tres espacios diferentes: dos aldeas sobre el Paraná y un espacio dilatado sobre el río Uruguay.
Se definió a Paraná como capital efímera, como centro político de la Confederación, a Rosario como el puerto y al área sobre Uruguay entre San José, Concepción y Santa Cándida como el dilatado espacio del caudillo que se convierte en soberano.
Para la definición del puerto, se propusieron diversas alternativas vinculadas a los espacios productivos lejanos generándose una puja por su elección: la vieja ciudad capital de Santa Fe, la aldea de Rosario o el nuevo puerto de las Piedras en el desierto. La idea que finalmente define a Rosario como puerto tiene que ver con el peso de la ciudad de Córdoba como centro intermedio entre las provincias y el puerto.
La selección de Rosario implicó la transformación de una aldea, sin plano original, en una ciudad moderna que funcionó como el lugar de cruce de flujos de mercaderías, personas, capitales e inmigrantes. En ella el valor estaba en la transformación, por ello desde el gobierno de la misma se pensó en establecer normas para construir una ciudad regular por parte de los agrimensores y en construir arquitecturas efímeras por parte de constructores anónimos.
En él área sobre el río Uruguay, Urquiza apostó a convertir el sitio de su residencia como caudillo en el lugar de un soberano moderno. En la medida en que él mismo se transmutaba, transformó su casa en chateaux. Al mismo tiempo transformó a Santa Cándida en un establecimiento moderno y mediante la construcción de la iglesia en Concepción del Uruguay dio forma al panteón del héroe nacional.
Paraná fue definida como capital efímera donde se proyectaron, por parte de Santiago Danucio, un fiel federal, los edificios del Estado.
Si para proyectar la capital bastaba con un arquitecto que solo proyectaba fachadas urbanas, para el sitio del soberano se contrató a Pietro Fossati, formado en la Academia de Brera, quien por medio de la decoración convirtió la casa del caudillo en el chateaux del soberano.