Desarrollo metodológico para la evaluación de la gestión del riesgo hídrico. Ejercicio de aplicación sobre el caso del Arroyo del Gato en la región Gran La Plata, Argentina.
El presente trabajo de tesis propone el desarrollo de una metodología que, desde un punto de vista conceptual, analítico e instrumental, aborde la problemática de las inundaciones, con lo cual producir un instrumento para evaluar la Gestión del Riesgo (GR). El modelo se desarrollará tomado como caso de estudio la región del Gran La Plata (Partidos de Berisso, Ensenada y La Plata).
Dicha región, ha sido sujeto en las últimas décadas de inundaciones de mediano y gran impacto, cuyas respuestas han evidenciado –sobre todo en ciertos sectores de la sociedad- la necesidad de desarrollar y transferir conocimiento acerca de los procesos de gestión (PG) y las formas para disminuir los impactos de un evento extremo.
El modelo “base” de estudio propuesto, se sustenta sobre tres componentes: (i) La dimensión social (o vulnerabilidad social); (ii) La dimensión territorial (o vulnerabilidad territorial) y (iii) las políticas públicas y ciudadanas. Para el estudio de la problemática planteada se utiliza el modelo FPEIR, elaborado por la Agencia Europea del medio Ambiente y la Directiva de la Comunidad Europea, introduciéndose a partir del presente estudio, la noción de Vulnerabilidad (Vu), desarrollándose el modelo FPEIR [Vu].
El modelo se aborda mediante tres fases. La primera, referida a la caracterización y contextualización de la región analizada (situación ambiental, socio-económica, marco normativo y red de actores y roles) se trata de un abordaje cualitativo de la región que permite construir el marco problemático de la Gestión del Riesgo a Inundaciones de la región. La Fase 2, momento en el cual se caracteriza la región mediante un sistema de indicadores que permiten medir el impacto de un posible evento de precipitación extremo. Se trabajan los indicadores mediante las dimensiones citadas anteriormente, con lo cual obtener resultados espaciales de distintos niveles de exposición, peligrosidad, vulnerabilidad (social, territorial y ambiental) y por último el impacto producido por una hipótesis de evento extremo. La Fase 3 permite correr el modelo en función de posibles respuestas desde el Estado y cuantificar la disminución o aumento del riesgo anteriormente identificado.
Se entiende que el modelo debe funcionar como una herramienta de la gestión donde, a través de la formulación de escenarios se tienda a la valorización de las políticas a implementar para jerarquizarlas según su nivel de impacto en el territorio y sobre la población en riesgo.