Vehículos autónomos y forma urbana. El caso del Área Metropolitana de Buenos Aires.

La autonomización de los vehículos promete ser la gran revolución de la movilidad en las próximas décadas. Si bien la velocidad de este cambio es aún incierta, existe un consenso sobre su inexorabilidad. Sin embargo, existen divergencias en la literatura (Deloitte, 2017, TSC, 2017 y BCG, 2016 entre otros) respecto de cuán rápido se adaptarán los usuarios y las ciudades a esta nueva tecnología, lo cual da lugar a distintas hipótesis sobre su escalabilidad y la convivencia con tecnologías convencionales en el mediano y largo plazo.

Una pregunta central vinculada a la aparición de los vehículos autónomos es la de su consecuencia sobre la forma urbana, en primer lugar en las periferias de las grandes ciudades.

Estos cambios morfológicos son de varios tipos, en esta instancia identificamos tres:

  1. La expansión urbana, difusa en primer lugar, es un proceso que muchas ciudades del mundo padecen y tratan de mitigar, desarrollando estrategias anti-sprawl. Estas se consideran clave para mitigar las consecuencias sociales, ambientales y económicas de la expansión no controlada (Bruegmann, 2006 y Jenks y Burton, 1996 entre otros). En efecto significa la pérdida de suelo productivo y un aumento del consumo energético asociado a la dependencia del uso de vehículos privados y a la construcción de extensas redes de infraestructura.

En las grandes ciudades de América Latina y de Argentina, la expansión urbana es un proceso muy presente. En el caso de las metrópolis argentinas (Gran Buenos Aires, Gran Córdoba, Gran Rosario…) se considera que esta expansión morfológica de las periferias metropolitanas se produce, sin embargo de manera no exclusiva,  según dos grandes procesos: la construcción de barrios cerrados para las poblaciones con nivel de ingreso alto y medio y de asentamientos informales, donde vive gente de bajos recursos.

De manera más general y para todos los tipos de ciudades argentinas se pueden presentar grandes explicaciones a la expansión urbana más o menos difusa:

  • el rol del transporte y del uso del vehículo individual
  • el precio de la tierra y de la vivienda
  • las aspiraciones sociales y la calidad de vida
  • la presencia en las periferias de las actividades y de los empleos
  • la falta de planificación
  • las condiciones geográficas
  1. La “liberación” o transformación de espacios por ahora exclusivamente dedicados al uso del auto. En primer lugar, estacionamiento en calle, estacionamiento comercial fuera de calle y estacionamiento privado fuera de calle. Por otra parte, la posible eficiencia generada en el uso de las infraestructuras viales podría acarrear una necesidad menor en estas.
  2. La “aparición” de nuevos espacios que van a ser necesarios para el uso de los vehículos autónomos (y eléctricos). En función de la modalidad de uso de estos vehículos (privado o en flotas compartidas), podría por ejemplo aparecer la mayor necesidad de espacios de tipo “kiss and ride”, espacios de regulación (en caso de flotas de vehículos), espacios de carga (para vehículos eléctricos).

Esta propuesta de investigación se focaliza en el primer tipo de cambios y más precisamente en la relación transporte-territorio, pero en un contexto en el que el sistema de transporte experimentaría una disrupción impulsada por la autonomización vehicular y en el ámbito del Área Metropolitana de Buenos Aires, cuya definición se presenta en el siguiente apartado.