Poyecto Urbano + Infraestructura Urbana como instrumentos para la inclusión

La Tesis se propone indagar los alcances de las políticas de planificación urbana inclusiva en el escenario latinoamericano, procurando ampliar el conocimiento mediante el cual se pueda dar respuesta a la problemática urbana concreta y estructural de la informalidad, en un contexto de actuación que ha desafiado a la planificación territorial como una política de estado en distintos modelos de desarrollo. Cuestión que refiere a aspectos constitutivos de la región que han agravado la desigualdad socio-territorial y no han colaborado para sostener implementaciones a largo plazo. En este contexto y ante los actuales procesos de crecimiento urbano, la inclusión mediante la dotación y actualización de infraestructuras enfrenta nuevos desafíos: Operar desde el enfoque vigente del paradigma del Derecho a la Ciudad (Lefebvre, 1970) y dar respuesta a la exclusión urbana.

Un caso de racionalidad instrumental eficaz (Habermas, 1987) que acompaña estos desafíos y difiere con la práctica tradicional, es el caso de las transformaciones urbanas operadas a través de los Proyectos Urbanos Integrales (PUI)[1]. Instrumentos que actúan sobre preexistencias de informalidad, en donde las infraestructuras confieren la principal carga programática, dando cuerpo a intervenciones que desde el espacio público impactan con mejoras cualitativas en el espacio privado.

Desde un enfoque instrumental y mediante un tipo de investigación demostrativa en el campo de la aplicación la tesis explora y explica los alcances de un instrumento urbanístico identificado conceptual y operacionalmente como PUI, el cual desde inicios del siglo XXI en la región latinoamericana ha permitido actuar en áreas de informalidad con mayor adaptabilidad según las problemáticas y los actores involucrados, superando experiencias anteriores desarrolladas a partir del enfoque del Proyecto Urbano (PU)[2]. No obstante, si bien el PUI  entiende a la informalidad urbana como materia de intervención desde la práctica urbanística con objetivos de inclusión, aún los estándares de actuación, que su racionalidad instrumental emplea, plantean discusión.

[1] Por Proyecto Urbano Integral nos referimos a una estrategia que reconoce las carencias en tres dimensiones:  la dimensión física,  que  reconoce la problemática de los bajos estándares habitacionales, la falta de infraestructuras básicas, la ausencia de espacios públicos, equipamientos y la degradación ambiental;  la dimensión social, que analiza la pobreza y la falta de oportunidades, sumado a un entorno de alta conflictividad social;   y la dimensión institucional, donde se analiza el papel del  Estado que se manifiesta, entre otras cuestiones,  en la falta de control de los procesos de ocupación del territorio.  

[2] El PU se instala en el debate urbanístico a mediados de los años ’80 como instrumento operacional superador de los Planes urbanos (Mignaqui, 2001;  Novick, 2004;  Ingallina, 1996).