Epílogo de la maravilla arquitectónica uruguaya de los 50 – Una revisión del caso de la desaparición del Cilindro de Montevideo

EPÍLOGO DE LA MARAVILLA ARQUITECTÓNICA URUGUAYA DE LOS 50
Una revisión del caso de la desaparición del Cilindro de Montevideo

Artículo en publicación doctoral: Revista Thema 2

En efecto: dado que una catástrofe puede ocultar otra, al ser el accidente mayor una consecuencia cabal de la velocidad de aceleración de los fenómenos generados por el progreso, este comienzo del siglo XXI marca la hora de analizar con sabiduría lo que sucede, lo que surge imprevistamente ante nuestra mirada. De ahí la imperiosa necesidad actual de exponer el accidente.  Virilio, Paul, Accidente original1

El accidente y sus evidencias. Introducción

En la noche del 21 de octubre de 2010 un estruendo quebró la tranquilidad de la noche montevideana. El audaz techo colgante de una de las obras más innovadoras y representativas de la arquitectura del siglo XX en Uruguay —el Cilindro Municipal de Montevideo— se había desplomado. Una de las construcciones más magníficas producidas en el cono sur americano había sufrido un accidente irreversible.

La noticia se difundió rápidamente en los medios de comunicación y las redes sociales. A la mañana siguiente los periódicos de Uruguay titulaban e ilustraban su primera página con las removedoras imágenes de los restos de la construcción luego del colapso. Todo Uruguay comentaba y lamentaba la pérdida.

Milagrosamente, no había habido pérdidas humanas, ya que —si bien se estaban haciendo reparaciones en el techo— ocurrió en horas de la noche y en ese momento no había nadie en el interior del edificio. Esa era la única noticia positiva que acompañaba a la información del lamentable evento.

A pesar de su importancia, en influencia directa en varias construcciones de referencia internacional como el Madison Square Garden de Nueva York, el Alameda Country Coliseum, ambos del estudio estadounidense SOM, y el Dulles Airport, de Eero Saarinen, la noticia del accidente tuvo muy escasa repercusión en el mundo. Sólo la prensa argentina y algunos pocos arquitectos, ingenieros e historiadores de la arquitectura se conmovieron con lo sucedido.

El informe de la Dirección Nacional Bomberos atribuyó el colapso a un incendio originado por una chispa a causa de un desperfecto eléctrico cercano al anillo central del techo colgante. Esa chispa inicial, en contacto con los materiales inflamables usados en la obra de impermeabilización de la cubierta, desencadenó el fuego que acabaría venciendo la resistencia de los cables y desestabilizando el frágil equilibrio general.

Ese informe significó el punto final de investigación técnica sobre las causas del accidente. Luego del colapso se encendió un acalorado debate sobre qué hacer con los restos de la estructura. ¿Reconstrucción o demolición? ¿Son Leonel Viera —el autor del Cilindro Municipal de Montevideo— y su obra suficientemente reconocidos? ¿Cómo podría sustentarse una obra pública de tal magnitud? Estos fueron los principales registros de análisis del colapso y el posterior debate cultural y político sobre el lamentable hecho.

Sin embargo, una carta que Leonel Viera había escrito cuatro años después de la inauguración de la obra pasó inadvertida. En la misiva el autor advertía sobre la necesidad de darle correcto mantenimiento a la estructura (impermeabilización de cubiertas, aplicación de antióxido en los elementos metálicos estructurales) y alertaba sobre el incierto futuro de la obra. Quizá la clara intuición de Viera obliga a solicitar lo que en otro contexto habría parecido una obviedad.

El accidente ocurrido aquella noche al desplomarse el techo colgante del Cilindro Municipal de Montevideo estaba cargado de significado e implicancias para el proyecto arquitectónico en países de fragilidad cultural y económica. Ese instante es el punto de partida desde el que se desteje una compleja trama de causas y azares que entrelazan circunstancias diversas de la cultura arquitectónica con la voluntad humana y hechos fortuitos.

Partiendo del preciso momento del colapso de la cubierta del Cilindro Municipal, la investigación se propone develar la multiplicidad de elementos implicados en el hecho y, a través de ellos, plantear el proyecto de arquitectura como una actividad ampliamente influida por factores externos a su campo de control. Las implicancias de este abordaje son múltiples y abarcan todas las construcciones que estructuran el corpus disciplinar: proyectual, tecnológica y teórico-histórica.

Por otro lado, es de destacar que Viera y su obra prácticamente no han sido objeto de estudio, a pesar de que es, junto con Eladio Dieste, autor de las obras producidas dentro del territorio uruguayo más influyentes fuera de fronteras.

¿Qué investigar sobre el Cilindro? Hipótesis y objetivos

La hipótesis central planteada es que el origen del accidente ocurrido en el Cilindro Municipal la noche del 21 de octubre de 2010 no es la chispa que encendió el fuego de su cobertizo colgante, sino que tiene profundas causas de índole cultural, económica y política. Una vez reconocidas como tales, estas causas podrán ser tanto abordadas por el activismo arquitectónico —para su denuncia y superación— como asumidas por los profesionales, para incorporarlas como dato determinante desde el momento mismo de la concepción del proyecto.

La innovación tecnológica y el manejo de construcciones sometidas a tensión extrema no pueden ignorar la experiencia de la modernidad, en especial en la segunda mitad del siglo XX, momento en el que más riesgos se asumieron. La hipótesis de investigación de este trabajo es que —partiendo de una base común determinada por la globalización de la modernidad, con especial arraigo en la cultura arquitectónica del Río de la Plata— las arquitecturas generadas en los países centrales y periféricos siguieron trayectorias culturales posteriores opuestas, de tal manera que las primeras acabaron en decadencia y colapso, y las segundas en fantásticas acciones de reconstrucción, mantenimiento y rejuvenecimiento.

Del mismo modo, nos parece que recuperar el Cilindro Municipal en su materialidad y detalles técnicos a partir de una reconstrucción rigurosa —casi arqueológica— desde los pocos datos aún mantenidos permitirá su definitiva incorporación al acervo arquitectónico global.

Investigar, en este caso, va más allá del caso. Un objetivo sería contribuir al dimensionamiento de la figura de Viera en la arquitectura local e internacional. Su aporte se destaca por su originalidad e influencia en obras construidas en diferentes lugares del mundo. Su obra quizá haya sido, después de la de Dieste —también proveniente del campo de la ingeniería y colaborador de Viera en su juventud—, la más estudiada e influyente fuera del país. En este marco, es necesaria la ampliación de la escasa documentación disponible de su biografía y las principales obras construidas.

Otra cuestión a plantearse es la problematización de la construcción patrimonial en países de conformación moderna. El objeto en estudio, así como su singular devenir y valoración simbólica en la sociedad local, permite afrontar de lleno esta problemática develando la multiplicidad de miradas existentes.

Un método para conocer el Cilindro

El estudio y conocimiento del Cilindro Municipal es nuestro principal objetivo. Si bien su presencia mientras duró fue obvia y popular, poco se ha hecho hasta ahora para conocer rigurosamente esta obra y las ideas de su autor, además de la propia biografía azarosa y trágica del Cilindro. Se pretende, entonces, aportar a una construcción teórica vinculada con la lógica patrimonial de la arquitectura nacional y, a su vez, para alimentar futuras investigaciones. La búsqueda comenzó por un tema específico —el acontecimiento de la caída del Cilindro— y luego se fue ampliando en busca de más información, más clara y concisa.

Es necesario formular un corpus específico sobre este caso y su contexto; sobre la historia, la técnica y la arquitectura del edificio, así como de la vida de su autor, el ambiente histórico, cultural y político en el que se construyó la obra y en el que transcurrió su ciclo de vida (construcción, funcionamiento, mantenimiento, accidente y demolición).

El primer punto es la indagación en la obra de Viera como construcción teórica vinculada a la lógica patrimonial de la arquitectura uruguaya. Se buscará posicionarla, con su audacia y perseverancia en los ámbitos de estudio, y construir una biografía orientada a entender la incidencia de su formación y de las contingencias vitales en su posterior práctica profesional y en su lógica cognitiva.

El segundo punto se centra en su obra más reconocida, el Cilindro. Contó con momentos de euforia, caídas, pequeñas rehabilitaciones, usos y programas muy diversos, y luego quedaron de él sólo los escombros, pero mucho por dilucidar y comprender. Además, cabe generar estudios comparativos de similitudes y disimilitudes entre diferentes edificios que tomaron el Cilindro como referente.

El tercer punto está dirigido al estudio técnico (incluyendo material gráfico como dibujos, geometrales, etcétera) del Cilindro. Es casi nula la información técnica referida a las obras en las que Viera tuvo participación, incluso del objeto de estudio: el Cilindro Municipal. Se lo somete, pues, a una investigación casi detectivesca, a un levantamiento deductivo.

En el proceso de recolección de información para la construcción del objeto de investigación, se buscó que el relevamiento bibliográfico fuera lo más amplio posible, de manera de garantizar calidad en los fundamentos teóricos. Para esto se recabó información de diversos tipos: planos de archivos de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, de la Intendencia de Montevideo y de la Comisión Administradora de Estadio Cerrado (CADEC); artículos aparecidos en la prensa local e internacional que acompañaron acontecimientos puntuales en la vida del Cilindro; revistas de la época; fotografías; videos de la demolición; entrevistas a profesionales y familiares vinculados tanto a Viera como al Cilindro, e informes específicos creados por la Facultad de Ingeniería.

La recopilación adecuada de datos permite redescubrir hechos. La recolección, selección, clasificación, evaluación, análisis y deducción aportan información pero, al mismo tiempo, sugieren dudas, a partir de las cuales se elaboran hipótesis o conjeturas para intentar desentrañarlas. Si en algún aspecto la información obtenida no es clara, se procede por aproximación para construir una base empírica sólida. Se analizan y deducen los diversos elementos con la información proporcionada por imágenes de su construcción, fotos tomadas en las horas previas a la implosión, citas específicas en artículos y datos obtenidos en entrevistas elaboradas. De este modo se descompone el Cilindro en partes para estudiarlo de manera individual y buscar las razones que causaron determinados fenómenos posteriores, como las causas de los procesos patológicos que le sucedieron.

El último punto propone el estudio del accidente del Cilindro, las advertencias previas hechas por Viera, y una posible explicación policial. Se intentará desentrañar los síntomas y las causas para esclarecer un tema cerrado pero inconcluso.

El origen: la exposición de la producción

El Cilindro Municipal fue proyectado en el marco de la Exposición Nacional de la Producción, para la que se hizo un llamado a concurso para construir un recinto de grandes luces. Como base se debía entregar un preproyecto que mostrara cómo sería si se reconvirtiera en un estadio deportivo. El concurso lo ganó Viera, Mondino y Viera Ltda., que presentó una solución rápida, sencilla de construir y sumamente económica. Una vez finalizada la exposición, la ciudad ganó un «gran contenedor híbrido»; un vacío de proporciones únicas, capaz de albergar todo tipo de actividades y funciones.

La Exposición Nacional de la Producción fue creada para exhibir el progreso alcanzado entonces por la producción nacional y para demostrar la diversificación de la producción de las industrias manufactureras uruguayas. El visitante tenía la oportunidad de observar los procesos industriales que tenían lugar en el Uruguay de entonces.

Para la elección del predio donde se ubicaría se consideraron diversos factores: la necesidad de espacio, la proximidad respecto del centro de la ciudad para garantizar un fácil acceso, y la conexión de las futuras instalaciones con la urbanización de la capital. Se consideraron áreas como Parque Rodó y Prado, pero estas no cumplían con los requisitos antedichos, ya que era esencial que se contara con un gran espacio libre. El predio que finalmente se destinó a la exposición estaba ubicado en la zona comprendida entre las avenidas Centenario, Industria y Arroyo del Cerrito. Donado por la antigua Administración Municipal de Transportes Colectivos (AMDET), había sido destinado previamente a la instalación de playas de estacionamiento y talleres del transporte. A esta donación se sumaron luego terrenos colindantes que estaban en vías de expropiación, con lo que se alcanzó una superficie total cercana a las 20 hectáreas.2

Se presentaron tres propuestas diversas. Luego de un exhaustivo estudio de los casos, el jurado3 adjudicó la obra a la empresa Mondino y Viera Ltda.

Las propuestas fueron múltiples. La primera, un estadio de chapa, que enseguida se descartó. La segunda, en su momento también muy elogiada, fue la del ingeniero Foglia, generada en base a dos bóvedas en forma de cruz y que implicaba una inversión aproximada de 2.400.000 pesos. Por último, la propuesta ganadora de Mondino y Viera Ltda. consistía en un gran techo colgante, sin pilares, lo que implicaba un gran ahorro de material y, sobre todo, la eliminación del apuntalamiento; esto permitía que el presupuesto necesario fuera de tan sólo 650.000 pesos,4 un costo cuatro veces menor que el de la propuesta de Foglia.5

Según el presidente del jurado, el ingeniero Berta, la audacia de la concepción radicaba en que el techo colgante no incluía ninguna columna central de apoyo, lo que permitía de forma notable el abatimiento de los costos del Estadio. El ingeniero Walter Scott S. Hill Rodríguez (1903-1987), la más alta autoridad en hormigón armado en Uruguay en aquel entonces —especialista en estudio y cálculo de esqueletos, ingeniero adjunto del proyecto para la construcción del edificio para la Facultad de Ingeniería proyectado por el arquitecto Julio Vilamajó— se encontraba entre los concursantes. Cuando vio el proyecto de Viera exclamó: «Si esto es posible es porque estos hombres han encontrado una solución ideal. Quiero ser el primero en ser feliz con ellos».

Se solicitó el estudio de la propuesta estructural a los ingenieros Oscar Maggiolo y Emanuele Cambilargiu. Realizaron un modelo estructural en la Facultad de Ingeniería, a escala 1:100, que fue sometido a un ensayo aerodinámico que puso a prueba su estabilidad frente a esfuerzos provocados por el viento. Además, Viera llevó a cabo el estudio aerodinámico del efecto del viento del Estadio Cubierto en el túnel del viento de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de La Plata, en Argentina.

El 19 de enero de 1956 quedó inaugurada la Exposición Nacional de la Producción y, con ella, su mayor pabellón, el futuro Cilindro Municipal de Montevideo. Durante la exposición el Cilindro fue sede de la primera teletransmisión de circuito interno, en lo que marcaría los inicios de Saeta TV, al que cinco años más tarde siguieron los canales abiertos 4 y 12. Para ello se debió instalar una antena de más de 45 metros de altura. «[…] resultó un clamoroso éxito de público. Mostraba con claridad lo que el esfuerzo industrial y agrícola había producido en el medio siglo que allí culminaba y que le permitía al Uruguay alcanzar una posición privilegiada en el contexto de desarrollo hemisférico».6

Fascinación internacional y las réplicas norteamericanas

En 1957, apenas inaugurado el Estadio Cubierto, la Universidad de Columbia —Connecticut, Estados Unidos— emprendió un proyecto de investigación que involucraba a docentes y estudiantes de arquitectura e ingeniería, enmarcado en el curso de verano denominado Estructuras imaginativas, propuesto por el director de la Escuela de Arquitectura, Leopold Arnaud, y el profesor de Ingeniería Civil J. M. Garrelts. Proyectan y construyen un sombráculo, un modelo a escala del Cilindro Municipal de Viera —seis veces menor que el original—, lo reproducen y ensayan en su innovador sistema estructural.

El conocido Mario Salvadori reconocía de este modo la innovación de Viera: «The suggestion of the structural system for the pavilion came of mouth all the way from Montevideo, Uruguay, where Engineer Viera had built in 1954 an extraordinary roof to cover a stadium. Although the details of this roof were unpublished at the time, its structural principle was becoming known».

El modelo consiste en una estructura de 15,24 metros de diámetro que descargaba sobre 12 pilares de madera —en lugar del muro perimetral de hormigón tal como lo concibió Viera para el Estadio Cubierto—. Sobre estos pilares se encontraba el anillo exterior periférico, fabricado con madera laminada. El segundo elemento que soportaba la cubierta era el anillo central suspendido de acero, de 1,20 metros de diámetro. Ambos anillos estaban unidos por 36 cables de acero de 10 milímetros de espesor.

Sobre los cables se dispusieron las losetas trapezoidales de hormigón prefabricado, de 4,5 centímetros de espesor, con dimensiones que variaban entre 120 centímetros y 10 centímetros de ancho, dependiendo de su ubicación. Seguidamente se pretensaron los cables mediante la adición temporal de 700 sacos de arena de 22,5 kilogramos. Al fraguar la cubierta, se retiró esta sobrecarga temporal, que buscó recuperar su posición inicial y le dio rigidez a todo el conjunto. Se logró, finalmente, la cúpula invertida. El ensayo de la Universidad de Columbia fue la base para la estructura de varios proyectos, entre ellos el Madison Square Garden de Nueva York y el Alameda County Coliseum del estudio SOM.

El Madison Square Garden de Nueva York es la arena más famosa del mundo, cuya silueta es inconfundible. Rápidamente se convirtió en uno de los edificios más reconocibles de la ciudad, no por su altura o por sus dimensiones, sino por su forma circular y su icónica cubierta. Ubicado en el cruce de la calle 33 y la Séptima Avenida, construido por encima de la estación de metro Pensilvania, fue inaugurado el 11 de febrero de 1968. Al igual que el Estadio Cubierto, el Madison Square Garden tiene un diámetro de 94,58 metros —310 pies—; el diseño del pabellón fue obra del arquitecto Charles Luckman.

La del Madison Square Garden es la única cubierta de una arena que es cóncava, en lugar de convexa. Está compuesta por 48 cables de acero que se extienden entre las losetas de cerámica que conectan con un anillo central sometido a tensión, lo que elimina, al igual que en el Cilindro de Viera, la necesidad de pilares intermedios.

Uno de los asuntos más difíciles a resolver fue el de los grandes desagües para el agua de lluvia y la nieve con los que debía contar para evitar la sobrecarga de la cubierta. Para esto se instaló un sistema de bombeo de agua mediante tuberías instaladas sobre la cubierta. La cubierta se calienta para derretir el hielo y con un sistema computarizado se controla que el agua no supere las dos pulgadas de altura; en cuanto supera ese límite se bombea. Las bombas se ubicaron en el centro de la cubierta.

El Madison Square Garden fue objeto de grandes remodelaciones y obras de mantenimiento desde 2011 a 2013, que tuvieron un costo de casi 1.000 millones de dólares.

El Alameda County Coliseum es un complejo multipropósito diseñado para albergar eventos deportivos, exposiciones, presentaciones teatrales y reuniones públicas, tanto en su interior como al aire libre. Consta de tres edificios: un estadio al aire libre, un recinto cerrado y una sala de exposiciones. Inaugurado en 1966, el diseño del complejo fue obra de la firma estadounidense Skidmore, Owings & Merrill (Myron Goldsmith/Chuck Basset), SOM.

La cubierta de la sala de exposiciones forma una gran plaza peatonal central: una estructura de 128 metros de diámetro que descarga sobre 12 pilares inclinados perimetrales en forma de cruz. Sobre estos pilares se encuentra el anillo exterior periférico de hormigón armado, con una sección de 1,80 x 1,60 metros. El segundo elemento que soporta la cubierta es el anillo central suspendido de hormigón pretensado, con sección de acero, de 1,20 x 1,20 metros de diámetro. Ambos anillos están unidos por 96 cables de acero galvanizado de 36 milímetros de espesor y 54,50 metros de longitud. Sobre los cables se colocaron nervios radiales de hormigón prefabricado, de dimensiones variables, dependiendo de su ubicación, y nervios transversales, también de hormigón armado, que estabilizaban los nervios radiales. De esta manera se logró una cúpula invertida.

Al Oracle Arena —actual nombre del Alameda County Coliseum— se le hicieron grandes remodelaciones y obras de mantenimiento en 1996, con un presupuesto de más de 100 millones de dólares, que incluyeron la demolición completa y el rediseño del interior del edificio. Su capacidad se incrementó en más de 4.000 espectadores —ahora asciende a un aforo máximo de 19.200 espectadores— y se agregaron 72 suites y tres clubes exclusivos.

La vida posterior de cualquiera de estos edificios y su comparación con el devenir y final de aquel innovador trabajo que les dio inspiración —el Cilindro Municipal de Montevideo— permiten reflexionar sobre el devenir y el rol de la arquitectura en países de economías frágiles y culturas débiles respecto de los países centrales. Comprender esta diferencia puede ser relevante para la práctica del proyecto de arquitectura. La transposición de formas y tecnologías encierran un conflicto cada vez más evidente con el paso del tiempo.

Apogeo: los eventos y la construcción del mito

La enorme versatilidad de su peculiar forma motivó que, enfrentado Uruguay a la posibilidad de organizar un Mundial de básquetbol, no dudara en aceptar, teniendo en cuenta el recurso físico que constituía el Cilindro. Para ello simplemente se debía construir unas tribunas en su interior —se llamó a concurso y Viera volvió a ganar con un fantástico proyecto de tribunas colgantes que, sin embargo, el gobierno dejó sin efecto—. Finalmente se construyeron otras tribunas —unas tradicionales de hormigón armado— y el edificio albergó los partidos del Mundial.

“Una magnífica toma del escenario del Mundial de Básquetbol, llamado a sorprender a la afición por las excelentes condiciones de visibilidad, comodidad, amplitud y funcionalidad que ofrece. Hombres que asisten a los estadios de más jerarquía en todas las latitudes —William Jones puede ser ejemplo en tal sentido— no han ocultado una opinión terminantemente favorable a su respecto. Incluso algún dirigente extranjero sugirió que no se le mencionara más como «el cilindro», por cuanto a su entender corresponde otro término, que podría ser «coliseo», para calificarlo adecuadamente. Una vez finalizado será orgullo de técnicos y dirigentes y, por reflejo, de toda la afición deportiva.”7

A partir de entonces fue utilizado con el nuevo potencial que le otorgaban sus tribunas, Fue escenario del Sudamericano de básquetbol en 1971, del Preolímpico en 1998, del Premundial en 1997 y del Sudamericano en 2003. Además, fue sede de campeonatos de hándbol, boxeo y fútbol sala. A pesar de no contar con una buena acústica, recibió espectáculos teatrales, culturales y musicales (UB40, Eric Clapton y Bob Dylan se presentaron allí, por mencionar sólo unos pocos ejemplos)

En la dictadura, entre 1973 y 1976, el Cilindro fue centro de reclusión. «Para hacerlo cárcel lo que hicieron fue soldar las puertas y ponerle rejas en las ventanas. Adentro usaban como celdas los vestuarios de los jugadores, los jueces. Cuando éramos más —llegaron a haber más de dos mil personas— utilizaron las gradas. Teníamos un fogón donde calentábamos agua y la comida».8

Colapso

En octubre de 2010 se estaban haciendo reparaciones y trabajos de mantenimiento impostergables en el techo del Cilindro Municipal. Por la noche los operarios de la obra dejaban las luces del interior encendidas. Un desperfecto eléctrico originó el fuego que comenzó cercando al lucernario, en la batería de luminarias contiguas a las telas colgantes. Las telas que pendían del techo y los cartones asfaltados que retenían las goteras contribuyeron a la propagación del fuego.

Comenzó a calentar los cables, perdiendo así su capacidad resistente. Luego se produjo la falla de alguno de los cables, por lo que se perdió el delicado equilibrio global de anulación de fuerzas entre los tensores opuestos. Se produjeron esfuerzos dinámicos y no simétricos sobre el anillo superior y el muro. El colapso de la cubierta fue inminente. La cubierta golpeó las tribunas y la pared cilíndrica, deformándola y perdiendo el plomo vertical de estas.

Días después del colapso, se encontró entre los escombros una de las filmaciones del circuito interno de cámaras del Ministerio del Interior; en teoría, la filmación debería haber llegado al Centro de Comando Unificado (Mercedes 1021) en el momento del siniestro. Rescatada semanas después, la destrucción de la cámara era completa, pero cada circuito guardaba la información en un disco duro, y afortunadamente se logró retirarla. Esta filmación se presentó a la prensa y constituye uno de los principales documentos que permiten dilucidar qué fue lo que sucedió.9 Inmediatamente después del hecho, y en los años siguientes, la prensa local retomó varias veces el tema del colapso y reflexionó en torno al futuro de los restos del Cilindro Municipal. Es de destacar que se trata de un problema que no está presente en el debate académico, que sólo se suma lateralmente como crítica a lo actuado por las autoridades competentes, sin que exista una propuesta concreta sobre qué hacer con las ruinas del edificio.

La caída de la cubierta del Cilindro Municipal de Montevideo tuvo repercusión en la prensa internacional. Si bien fue escasa, teniendo en cuenta la importancia del edificio como referente de obras de relevancia como el Madison Square Garden, igualmente permite entender que se trató de una construcción con implicancias y repercusiones más allá de Uruguay y aun de América del Sur. «Un incendio derrumba el techo del emblemático estadio “Cilindro” de Montevideo. El techo del emblemático estadio “Cilindro” de Montevideo, construido hace cinco décadas con un sistema revolucionario para su época, se derrumbó hoy tras un incendio que no ocasionó víctimas, informaron fuentes oficiales».10

La Dirección Nacional de Bomberos arribó al lugar cuando la cubierta ya no era más que un montón de escombros sobre el suelo. Como es práctica habitual en estos casos, se abrió un expediente y una investigación técnica con el propósito de esclarecer los hechos. La investigación fue concluyente: una chispa ocasionada por una falla eléctrica desencadenó el fuego en el anillo central de la cubierta, luego el fuego debilitó los cables a causa de la elevada temperatura y ocasionó el derrumbe de la cubierta. Caso cerrado para la Dirección Nacional de Bomberos, Policía Técnica… Y también para la cultura arquitectónica.

Según el informe final de la Dirección Nacional de Bomberos, se trató de un incendio accidental aunque previsible. El hecho de que permaneciera encendido el sistema de iluminación, de alto consumo eléctrico, propició las condiciones de riesgo que derivaron en el origen del incendio. Una vez difundida la versión oficial de lo sucedido —un accidente desencadenado por una chispa fue el culpable—, se instaló la tranquilidad producto de haber encontrado la causa inmediata de lo sucedido.

El fuego aéreo se propaga con mayor rapidez que el que se origina a nivel del suelo. Diego Caligari, integrante de la Asociación Uruguaya de Protección contra Incendios, explicó al diario El País, en su edición del 26 de octubre de 2010: «Eso ocurre porque la concentración de calor es muy alta y recibe el oxígeno desde abajo, por eso se produce una combustión muy rápida».

Se ampliaron las investigaciones de posibles irregularidades cometidas por los funcionarios del Cilindro o por la empresa contratada —Gisco Ingenieros SRL—, en la modalidad de Compra Directa por Excepción para la recuperación y acondicionamiento del sistema de pluviales y del lucernario del Cilindro Municipal. No se constató ningún elemento probatorio que permitiera adjudicarle responsabilidad a la empresa.

El 11 de enero de 2011 se abrió el expediente 10/11/5000, con la carátula «Investigaciones Administrativas». La resolución fue dictada por la Dirección General del Departamento de Gestión Humana y Recursos Materiales de la Intendencia de Montevideo. Finalmente, el 24 de agosto de 2012 se llegó a una resolución. Se dispuso la clausura de las actuaciones, sin atribución de responsabilidad a ningún funcionario, en relación con el incendio en el Cilindro.

Los restos del Cilindro Municipal quedaron cuatro años en espera, como una ruina moderna de una sociedad que tuvo en la audacia y en la innovación su base fundacional y que, entrado el siglo XXI, no pudo siquiera mantener en pie lo que un día levantó. Una dolorosa síntesis de la historia reciente de nuestra arquitectura y de nuestra ciudad.

La implosión: un homenaje de despedida

Los restos del Cilindro Municipal, que permanecían en pie cuatro años después, debían ser inevitablemente removidos para construir en su lugar un nuevo edificio: el Antel Arena. La demolición, nuevamente rodeada de espectacularidad por el modo en que se ejecutó, desencadenó en Uruguay un debate radicalizado sobre el tema patrimonial. La discusión sobre si era posible y deseable la reconstrucción de la colapsada estructura fue el elemento central de la discusión. ¿Ya estaba muerto el Cilindro de Montevideo? ¿El daño era irreversible, o era factible devolverlo a la vida? Como antecedente es de destacar que el concurso a dos fases del Antel Arena dejaba abierta la posibilidad de reconstrucción o demolición de la estructura. Sin embargo, sólo uno de los cinco proyectos finalistas planteó la posibilidad de usar la estructura existente, idea que abandonó en la segunda fase, por lo que ya en este punto quedó sellada su posterior demolición total.

Dado el elevado costo y los riesgos, además de la lentitud que traía aparejada una demolición manual y mecánica, se tomó la decisión de implotarlo. Varias autoridades políticas y algunas figuras de la cultura fueron convocadas a presenciar el evento desde una carpa montada a escasos metros del edificio. El momento fue anunciado con algunos días de anticipación y —como en el sepelio de un personaje ilustre de la cultura o la política— miles de montevideanos se reunieron fuera de las vallas de seguridad a presenciar el hecho desde la calle y despedir a los restos del Cilindro. A las 16.00 del 12 de mayo de 2014 sonó la primera sirena. Un minuto después, la segunda. Treinta segundos después, la tercera. Tras ella, la espectacular detonación y el hundimiento definitivo del Cilindro Municipal de Montevideo.

El método de demolición propuesto por la firma Prevol, la empresa de ingeniería en explosivos contratada por Antel, representada por el mayor José Luis Echeverría, consistía en usar explosivos en la parte inferior del muro para lograr la implosión; previa demolición por métodos tradicionales de las tribunas (en el momento de la explosión, esta estructura tradicional ya había sido demolida).

El procedimiento que emplearon consistió en dividir el Cilindro Municipal en cuatro sectores. Días antes de la implosión, se hicieron cuatro cortes verticales en el muro, de aproximadamente de 10-15 centímetros de espesor, para que los sectores no se tocaran entre sí al desmoronarse.

De la viga superior se cortó el hormigón el fin de semana previo a la demolición, pero las armaduras se dejaron hasta el día de la implosión, lo que otorgó cierta estabilidad al muro perimetral hasta el final. Horas antes de la implosión, se cortaron. Esas dos acciones facilitaron la caída de cada uno de los sectores.

Para lograr que la implosión fuera efectiva fue necesario volver a estudiar el comportamiento y la resistencia de su estructura, ahora sin la cubierta. La clave del éxito de la implosión fue cortar en cuatro puntos el anillo de hormigón sobre el muro cilíndrico. Los debates se sucedieron durante los meses posteriores. «Una vez que esté la viga superior con los cortes previstos, la situación de la estructura presenta equilibrio inestable y por tanto un pequeño esfuerzo la podría sacar del estado de equilibrio, esto podría por ejemplo producirse por fuertes vientos que generen esfuerzos horizontales que no están previstos hasta la fecha de implosión», sostenía el informe de los ingenieros civiles Magnone-Pollio, asesores en la implosión, datado el 7 de mayo de 2014.

En el sector 3, el más deformado, ubicado entre las puertas 5 y 7, no pudo seccionarse la viga superior y solamente se procedió a quebrar el hormigón. Debido a esto existía un gran temor de que este sector se desplomara antes de tiempo. El sector 4 arrastró al 3, que al estar conectado y tan debilitado se desplomó junto con los demás.

En los dos tercios no centrales de cada sector se debilitó la estructura del muro, creando huecos a modo de vanos, y en las líneas horizontales se distribuyeron los explosivos. Cuando se explotaron las cargas se produjo un corte horizontal, de modo que el muro quedó con un sustento mínimo.

El centro de gravedad (debido a la curvatura de la sección) estaba trasladado hacia el centro del anillo, aproximadamente a 1,5 metros de distancia desde el borde del muro hacia el interior. De esta generaron en cada sector dos grandes ménsulas que hacían un momento, ese momento produjo un giro en el muro que lo hizo caer hacia el centro del Cilindro, en un colapso centrípeto.

Reconstrucción digital

Un componente central de esta investigación, que tendrá cabal protagonismo en la versión acabada de la tesis, es la reconstrucción digital minuciosa, casi arqueológica, del proyecto original, de modo de contar con toda la información técnica y proyectual, si no para emprender su posible reerección real siguiendo esa información, al menos para dejar registro de sus características. Llegado a este punto, en atención a los límites de extensión de este ensayo, consignamos algunos resultados de esa reconstrucción que demuestra tanto el sentido técnico del proyecto como sus valores propios de su simplicidad geométrica y constructiva,.

O, vinculada con la reconstrucción precedente, la geometría de la cubierta resuelta con placas premoldeadas trapezoidales calzadas sobre la estructura metálica de cable, todo ello encajando en la simplicidad lógica del artefacto.

Esto se manifiesta sistémicamente en las características del único corte que genera el edificio, en el que se conjuntan los detalles de fundación, estructura, cubierta y cerramiento con aquella lógica minimalista visible, por ejemplo, en el mínimo espesor del muro

Finalmente, puede resumirse en un gráfico de despiece que manifiesta la solución de cada sistema técnico parcial y, en su ensamble generativo, en aquel dispositivo que había causado interés para ser replicado en estructuras muy significativas de Estados Unidos.

La nobleza y audacia del Cilindro —del que se buscará su completa y fidedigna reconstrucción digital para dejar cuidadosa y patrimonialmente registradas las características de su diseño— también alcanzaron a permitir una suerte de muerte digna en el ballet destructivo de su implosión, cuya geometría dinámica y deconstructiva también contuvo, si se quiere, una postrera alusión a la simplicidad del proyecto original.

Referencias

1 Virilio, Paul (2009). Accidente original. Buenos Aires: Amorrortu, Buenos Aires. p. 53.

2 «Las grandes construcciones de la Exposición, el Estadio Cubierto, el Auditorio, el restaurant y los enormes pabellones de la muestra, serán emplazados convenientemente en los amplios espacios disponibles. Un gran parque de exuberante y verde jardinería, contribuirá, con la presencia de la naturaleza a ambientar el embeleso del recinto, que durante el día veremos coronado por el azul de nuestro claro cielo montevideano y por las noches habrá de culminar en todo su esplendor con la magia de la iluminación de ensueño». Primera Exposición Nacional de la Producción, Catálogo Oficial (segunda etapa, 1965-1967), 1956.

3 El jurado del concurso-licitación para la adjudicación del Estadio Cubierto estaba integrado por destacados profesionales de la época, como el ingeniero Carlos Berta (presidente), el arquitecto Carlos Crespi (director de Obras de la Intendencia de Montevideo), el decano de la Facultad de Ingeniería, los ingenieros Luis Giorgi y Agustín Maggi (delegados de la Asociación de Ingenieros), los arquitectos Américo Ricaldoni y Juan C. Siri (delegados de la Sociedad de Arquitectos), el arquitecto Octavio de los Campos (delegado de la Cámara de la Construcción), el ingeniero Rafael Guasp (delegado del Ministerio de Industria), el ingeniero Julio Labat (delegado de la Cámara de Industria) y el arquitecto Homero Pérez Noble (delegado de la Cámara de la Construcción).

4 «Esta diferencia se explica por la incidencia de los rubros b y d (rubro b: este rubro se puede suprimir totalmente en las estructuras colgantes, lo que no ocurre ni en los elementos comprimidos (arcos y bóvedas), ni en los de eje horizontal (vigas); rubro d: este rubro se elimina también totalmente en la solución colgante, puesto que se elimina el rubro b que lo provoca)». Leonel Viera, «Estructuras colgantes de hormigón», Arqa 5.

5 Estos presupuestos se compararon, previo a la elección de la propuesta ganadora, con el Coliseo de la Ciudad Deportiva, una arena localizada en la ciudad de La Habana, Cuba, que había abierto sus puertas recientemente. Construido por la empresa estadounidense Preload, Co. —que luego participó en la construcción del Cilindro—, tenía un diámetro muy similar al del futuro Estadio Cubierto de Montevideo. Según los cálculos de la empresa, los dos estadios estaban en relación de tres a uno. El Coliseo de La Habana costó 4,24 el pie cuadrado, contra 1,25 el pie cuadrado que costó el Estadio Cubierto, datos tomados de un artículo del diario El País, setiembre de 1955. De esta forma se corroboró la propuesta económica de la licitación.

6 Sanguinetti, Julio María (2016). Luis Batlle Berres. El Uruguay del optimismo Montevideo: Grupo Editorial Uruguay.

7 Diario La Mañana, sección Deportes, 6 de abril de 1967.

8 Testimonio de Miguel Millán. Recuperado de: http://www.teledoce.com.

9 «El fuego fue a dar en las lingas de acero, reventó una, otra y se descalabró todo. ¿Quién fue responsable de dejar las luminarias encendidas? ¿Quién dejó muy cerca las chapas alquitranadas? El talón de Aquiles del Cilindro eran las lingas de acero. En todo el mundo se les pone retardadores, para evitar que el posible fuego las dilate. Acá no tenían nada de eso, y peor, le habían puesto los conductores eléctricos alrededor». Carlos Cipriani López, diario El País, 01/08/2014. «Se presentan más pruebas en la demanda contra exjerarcas de la Intendencia de Montevideo. La Justicia desarchivó caso del Cilindro». Recuperado de: http://www.elpais.com.uy/informacion/justicia-desarchivo-caso-derrumbe-cilindro.html.

10 Agencia de noticias Efe, 21 de octubre de 2010.