Muerte en el parque. Proyectos para transformar los cementerios de Buenos Aires, 1935-1965.

El objeto de estudio de esta tesis son los proyectos de Cementerio Parque Público para la ciudad de Buenos Aires, elaborados entre los años 1935 y 1965.

La idea de CPP que examinaremos aquí difiere de la concepción más contemporánea de “cementerio parque privado”, modalidad que recién luego del año 1978 cobró protagonismo por efecto directo del Decreto-Ley 9094/78 provincial, del 26 de junio de 1978, que habilitaba las sepulturas en suelo privado. Esta cuestión normativa introdujo una opción diferente y trazó una delimitación significativa entre la provincia de Buenos Aires y la ciudad, donde la administración de lo funerario continuó en manos del poder municipal. Así, los cementerios parque privados comprenden diferentes territorios y tejidos urbanos, y, sobre todo, responden a una particular sensibilidad y ritualidad funeraria.

En cuanto a la idea de Parque que proponemos estudiar, podríamos reconocer una genealogía particular que se extiende, cuanto menos, hasta finales del siglo XVIII, tiempos en los que expertos botánicos e higienistas británicos y franceses planteaban nuevas formas de integrar cementerio y parque, aunque las relaciones entre muerte, jardín y parque están fijadas en los imaginarios de nuestras culturas desde tiempos anteriores.

Con el propósito de transformar los cementerios existentes de Chacarita, Recoleta y Flores, la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires desarrolló una serie de proyectos entre mediados de las décadas de 1930 y 1960. ¿por qué transformarlos?, ¿cómo? o ¿qué ideas de ciudad y arquitectura implicaban?, son los interrogantes que originan y movilizan esta investigación.

En el año 1935, el Honorable Concejo Deliberante de la ciudad designó una Comisión Especial para transformar los cementerios del Oeste (Chacarita) y el de Flores. El argumento principal era que el espacio físico de las sepulturas resultaba insuficiente. Independientemente de la validez de estos fundamentos, la existencia de otros intereses menos explícitos de orden ético, estético y moral, se convierte en el eje de nuestras discusiones. La incorporación de especialistas y técnicos, a determinados cuadros del Estado Municipal para estudiar y resolver los problemas de la muerte, convierten al ciclo 1935-1965 en un momento digno de ser aislado y estudiado. Esta alianza entre actores constituyó un espacio de confluencia entre:

a-los debates disciplinares de modernidad,

b-el urbanista-científico como figura protagónica, que ganaba reconocimiento social, y

c-los instrumentos de la gestión pública como oportunidad para materializar las ideas de transformación urbana.

El proyecto para ampliación y remodelación del Cementerio de Flores (1960-1965) delimita nuestra periodización. Surgido en el marco de la Organización del Plan Regulador, asume la prerrogativa de “crear espacios parquizados” en un sector muy particular y postergado de la ciudad como el Parque Almirante Brown. La terminología empleada en las memorias del proyecto es sumamente coherente con las ideas urbanas del Plan sobre “remodelación urbana”. Esta propuesta, –que surge en diálogo entre la Dirección general de Arquitectura y Urbanismo (división Estudios y Proyectos) y la Organización del Plan Regulador– incorpora lógicas estéticas modernas y recoge discusiones de orden ético y morales en la medida en que propone jerarquizar un sector urbano que, no obstante las diferentes experiencias de refuncionalización a las que fue sometido, aún hoy sigue siendo problemático. Este proyecto condensa un último aliento de esas ideas modernizadoras y arquitectónicas.