Las expresiones inmateriales del patrimonio en la configuración del paisaje y el territorio de la Quebrada de Humahuaca

Palabras clave

Paisaje cultural, Patrimonio inmaterial, Fiestas andinas

Resumen

Abordar la temática de paisaje cultural, implica hablar de un ámbito geográfico de gran contenido de valores, tanto naturales como culturales, que se definen según la percepción de los habitantes de su territorio, entendiendo al bien como una construcción colectiva y de constante evolución. En el año 2003, la Quebrada de Humahuaca fue declarada Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Paisaje Cultural, este hecho impulsó transformaciones que en los últimos 15 años han motorizado investigaciones de especialistas, con el fin de proponer directrices de protección ante la vulnerabilidad de los recursos paisajísticos. Sin embargo, en el campo del patrimonio intangible, no se han detectado estudios pormenorizados que permitan identificar sistemáticamente las expresiones sensibles que necesitan un marco de fomento y protección. Este proyecto de investigación propone comprender las manifestaciones performativas más significativas del patrimonio cultural inmaterial en la Quebrada de Humahuaca, tomando como casos de estudio las fiestas y festividades, con el fin de determinar la incidencia que éstas poseen en las resultantes del paisaje y del territorio, entendiendo las variables de manera holística y dialéctica. Para esto, se propone generar una metodología de estudio de las variables cualitativas que caracterizan un espacio y un modo de vida en comunidad con su identidad propia, para una posterior valoración. El motivo que impulsa este estudio es el reconocimiento de la diversidad cultural, que busca alentar las lógicas comunitarias, que han permitido la supervivencia y transmisión del patrimonio cultural inmaterial de generación en generación.

Introducción, problema de investigación y justificación

La Quebrada de Humahuaca es un paso natural al través de un estrecho y árido valle montañoso, que ha sido transformado por las diversas culturas que lo han ocupado a los largo de la historia. Siendo un caso paradigmático, fue declarada en el año 2003 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la categoría “paisaje cultural”.

El paisaje, hace referencia a cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos (CEP, 2000: 2). Dicho concepto se remite a temas de identidad, pues los legados culturales inmateriales otorgan a los pueblos el sentimiento de pertenencia y se transmiten de padres a hijos en una suerte de recreación y evolución constante. Estas experiencias de lo cultural y patrimonial necesitan un espacio-lugar en el cual reconocerse (Galindo González y Sabaté Bel, 2009).

El patrimonio intangible, según UNESCO (2008) puede definirse como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional, que articulan y definen el paisaje de los pueblos. De este reconocimiento, podríamos dividir al patrimonio cultural inmaterial en dos grandes grupos, por un lado lo efímero, con una resultante performativa de lógica artística, donde los intercambios con el espacio dan como resultado una acción escénica con un sentido estético único, ligada a la expresión de la identidad local. Por otro lado, las prácticas ligadas a los saberes y conocimientos que han permitido la materialización de arte, artesanía y arquitectura propia del lugar. A los fines de este estudio, se abordaran las manifestaciones del primer grupo –lo performativo-, (fiestas y festividades), donde la interacción con el espacio público está íntimamente ligada al relato.

La importancia de esta investigación está fundada en el reconocimiento y la visibilización de las prácticas inmateriales que por su perduración a través del tiempo han conformado los elementos que hoy identificamos como identitarios en la percepción del paisaje en la Quebrada de Humahuaca. Por esto, esta investigación busca dar respuesta a los siguientes interrogantes: ¿De qué modo interactúan y dialogan las manifestaciones el paisaje y el territorio con las manifestaciones performativas y efímeras de las fiestas en la Quebrada de Humahuaca?, ¿Cuáles elementos de las manifestaciones de índole performativa del patrimonio inmaterial tienen incidencia en el paisaje, el territorio y el espacio comunitario?

Hipótesis de trabajo

Las configuraciones territoriales y el patrimonio cultural intangible tienen una incidencia recíproca y generan rasgos de identidad en las manifestaciones que conforman el paisaje en la Quebrada de Humahuaca.

Objetivo general y específicos

Comprender las manifestaciones performativas más significativas del patrimonio cultural inmaterial en la Quebrada de Humahuaca, a través de las fiestas y festividades, con el fin de determinar la incidencia que éstas poseen en el paisaje y del territorio, y en el espacio público y lo comunitario, desde una perspectiva holística y dialéctica

Objetivos específicos

  • Analizar, según las categorías que involucran al patrimonio cultural inmaterial, las expresiones intangibles de la Quebrada de Humahuaca, con el fin de detectar interacciones o relaciones con el espacio comunitario (huellas materiales en el paisaje, en la organización del territorio o en la arquitectura).
  • Elaborar una metodología para analizar y catalogar las manifestaciones performativas de la cultura en la Quebrada de Humahuaca, en relación con el espacio comunitario
  • Definir los valores patrimoniales de los componentes inmateriales, en su interacción con el paisaje, con el fin de establecer pautas para unas políticas de paisaje, en materia de preservación y fomentar a su vez el desarrollo de las prácticas tradicionales.

Marco teórico, antecedentes y estado de la cuestión

a- Sobre lo Performativo:

La cualidad performativa que interesa conceptualizar para hablar del patrimonio cultural inmaterial vinculado a las fiestas, se expresa mediante un lenguaje que hace alusión a las prácticas que desafían la dimensión meramente física o medible del espacio como posibilitador de un hecho. Las fiestas son un hecho “performativo”, pues su valor estético reside en la acción, que aunque se repita a lo largo del tiempo, no será siempre igual, pues los espectadores interactúan con la propuesta “escénica-espacial” y posibilitan la reactualización de la misma (Estévez Villarino, 2012).

b- Sobre espacio comunitario:

Martínez Montoya (2004), caracteriza a la comunidad rural tradicional a través de: la cohesión social (dependencia), la conciencia de identidad (pertenencia) y la tradición (permanencia)

Estos tres axiomas en interacción van construyendo las lógicas mediante las cuales se puede caracterizar a una comunidad. Hablar del espacio comunitarios es entender sus componentes cosmovisionales, míticos y relacionales.

 c- Sobre el paisaje:

El paisaje ha sido definido como territorio visto, como la parte visible del ambiente, la percepción del medio por el individuo a través de los sentidos. Es el ambiente externo, natural y/o antrópico, que puede ser directamente percibido o vivido por una persona cuando observa (Álvarez Muñarriz, 2011). Dicho paisaje, debe ser estudiado de manera holística, es decir, como un todo (Marcucci, 2000).

Mata Olmos (2006) propone, que al entender el factor histórico en la valoración del paisaje, asumir la visión patrimonial del mismo implica abrir el interés paisajístico a todo el territorio, pero supone al mismo tiempo superar un concepto sectorial y atomizado de los llamados bienes culturales (2006: 13).

d- Sobre el patrimonio cultural inmaterial:

En las últimas décadas se ha generado una amplia discusión sobre la forma de conceptualizar y legislar el patrimonio cultural. Un avance importante ha sido la Convención para la Salvaguarda del PCI en 2003 (Villaseñor Alonso y Zolla Márquez, 2012). En la dicha reunión, se acuñó el término “portadores de cultura”, para designar a aquellos que de manera activa reproducen, transmiten, transforman, crean y forman cultura. Son los miembros de las comunidades practicantes quienes deben decidir sobre las prácticas culturales a ser salvaguardadas (Arizpe, 2009:57).

Según UNESCO, las expresiones culturales tienen una naturaleza dinámica, por lo que no es conveniente buscar el congelamiento de sus formas. Sin embargo, es necesario distinguir hasta qué punto los cambios en las prácticas culturales se relacionan con dinámicas internas de los grupos sociales y en qué medida las transformaciones son producidas por políticas nacionales o intereses turísticos que promueven la mercantilización o la folclorización de las expresiones (Villaseñor Alonso y Zolla Márquez, 2012).

 Considerando el estudio propuesto por este proyecto de tesis, no se han encontrado -hasta donde conocemos-  tesis doctorales o producción científica similar. Sin embargo existen estudios parcializados en los últimos años que significan antecedentes para la temática propuesta.

Interesa hacer mención a los estudios del sociólogo español Martínez Montoya “La fiesta patronal como ritual performativo, iniciativo e identitario” (2004) donde aborda el tema de comunidades rurales, tomando las fiestas como objeto para comprender y teorizar sobre las relaciones que existen entre estas y el sentido de identificación de un grupo-comunidad. También, en su artículo “La montaña como espacio privilegiado de identificación socio-cultural” (1997) propone la relación entre espacio (montaña), ritos (fiestas) y grupo humano (sociedad rural), estudia sus interacciones y plantea al territorio como foco de las identidades de los grupos humanos rurales.